
El amor y el perdón son las vocaciones especiales del cristiano y, cuando los practicamos, podemos encontrar la cura de nuestras heridas y ofrecer un bálsamo para la sanidad de otros.
Por nuestra naturaleza humana, uno siempre quiere darle una lección a la gente, y siempre buscamos hacerle más daño del que ya nos hicieron. Buscamos en la venganza el desquite y sin embargo, esto nunca da resultado.
Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan.
Salmos 86:5
La bondad de Dios se manifiesta en dos cosas: en dar y perdonar. No importa lo que los demás hagan, invoquemos a Dios y encomendemos nuestro caso a Él: no buscaremos en vano.
Particularmente les confieso que este tema no es tan fácil de tratarlo. Todos los días le pedimos perdón al Señor por nuestros pecados diarios, y sabemos que Él, nos perdona todo lo malo, pero a la hora de nosotros tener que perdonar a nuestros hermanos y a nuestros semejantes, ya se nos pone la situación bien complicada.
En Colosenses 3:13 nos dicen:
De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
No sólo no debemos dañar a nadie; debemos hacer todo el bien que podamos a todos. Todo aquel escogido por Dios, debe ser humilde y compasivo con todos. Entre nosotros surgirán contiendas, pero nuestro deber es perdonarnos unos a otros, imitando el perdón por el cual somos salvados.
En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia.
Efesios 1:7
Fue riqueza de su gracia proveer como garantía a su propio Hijo, y entregarlo libremente. Este método de la gracia no estimula el mal; todo lo contrario cada vez que recordemos la sangre derramada por Jesús, que esta se convierta en un freno al pecado y se manifieste en una acción de perdón, en una caricia para nuestro enemigo y en palabras sabias inspiradas por el Espíritu Santo, para llevar este mensaje a cada uno de los que no te conocen y de todo aquel que lo necesita.
Citas Bíblicas:
Jeremías 33:8
Salmos 32:1-2
Isaias 1:18
Que Dios los bendiga,
FUENTE: www.iglesialatina.org
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