Pastor José Agüero Díaz , Reunión: Enero 29, 2009
Los cambios matrimoniales son el resultado de decisiones personales que bajo la oración y guianza de Dios, su palabra, su santo espíritu y mucho consejo y aprendizaje, somos movidos a ver las cosas de forma diferente, sentir diferente y actuar diferente. Se requiere la voluntad decidida de cada cónyuge, y hacer interacciones nuevas y permanentes, para que los cambios se perpetúen en la relación matrimonial y familiar.
Preposiciones básicas:
Los cambios favorables al matrimonio, no son el resultado de cambios hechos para mejorar la vida matrimonial, sino los que hacemos para cambiar y mejorar como individuos.
No siempre los cambios que como individuos ambos tenemos que hacer, llegan a la misma vez a nuestra vida individual.
Los cambios personales
La vida matrimonial llega como resultado de: un adulto que ha decidido dejar de ser yo, para junto a otro, ser nosotros. Este nivel de compromiso implica:
No ligar la vida matrimonial con tu pasado: comienza en cero. La presencia de los males del pasado es lo que más destruye el presente.
Trabaja con Dios en la transformación de tu carácter.
Aprende a amar, no como tú crees que debes amar, sino como tu cónyuge necesita ser amado(a).
Toma lo mejor de tus padres y desecha lo malo de la relación de ellos.
Busca ayuda de tu cónyuge y de otros para tus disfunciones profundas.
Acepta el hecho de que tanto tu cónyuge como tú, están en un proceso de cambio forzoso, para lo cual debes tener paciencia. Esos cambios se verán en la memoria después de los primeros cinco años de casados.
Los cambios espirituales
La vida espiritual, es asumir el compromiso de vivir a la luz de las demandas divinas. Es aprender a dedicarnos a lo que tiene valor para Dios. Este ejercicio espiritual hace que nuestro yo se vaya desplazando y la persona de Cristo se vaya implantando en nuestro ser con todas las cualidades del carácter de Cristo. Este desarrollo espiritual va a traer muchos beneficios a nuestra vida matrimonial, pues el cambio no va a ser una idea impuesta por otro ser humano, sino por Dios.
Marcos 8: 34-35:
Negarse a sí mismo: No complacer ni satisfacer al viejo hombre.
Tomar su cruz: Asumir una vida de obediencia a las demandas de Dios.
Seguir a otro: ir detrás de lo que quiere o le agrada a otro.
Perder su vida: Anteponer a Dios a nuestra vida.
Gálatas 2: 20:
Los cambios espirituales, traen como resultado el perfeccionamiento de la obra de Dios en nuestras vidas y estos afectan todas las áreas de nuestra vida terrenal para bien.
Nadie puede ser un buen esposo (a), sino es un(a) buen(a) cristiano(a).
Nadie puede ser un buen padre o madre, sino es un(a) buen(a) cristiano(a).
Nadie puede ser un buen hijo(a), sino es un(a) buen(a) cristiano(a).
Los cambios matrimoniales
Son el resultado de una persona madura emocional, espiritual y mentalmente; que dice poner todo su empeño a ser feliz a otros primero que a él. Los cambios matrimoniales se logran:
Desarrollando una comunicación franca, amorosa, respetuosa y permanente.
Estableciendo ritos matrimoniales: Los ritos son las actividades fijas e inviolables que perpetúan los valores matrimoniales, igual que otros ritos sagrados que se establecen en una religión: Darse un beso antes de salir de la casa y al regresar, por ejemplo.
Leyendo buenos libros, asistiendo a conferencias y retiros, siendo miembros de una iglesia enfocada en el matrimonio y la familia.
Observando siempre lo que a tu esposo(a) le agrada o no, y teniendo una dulce disposición de complacerle y agradarle.
Necesitas hacer a Dios un aliado permanente para lograr cambios buenos y permanentes en tu relación matrimonial:
Ora cada día por tu esposo(a).
Que su oración juntos, no sea por causa de resolución de problemas, tenga dos o tres veces a la semana ¨tiempo junto de oración¨.
Trabaje con la ayuda del Señor para la consolidación de cambios buenos y no los deje caer ni apagar.
Pídale al Señor que le dé mucho y creciente amor por su esposo(a).