Por: Andrea Carrillo de Contreras
Los hijos presentan una gran variedad de necesidades, y una de las más importantes para un buen desarrollo tanto emocional como físico, es la relación que exista entre los padres.
La armonía y felicidad de la familia depeden principalmente de nosotros los padres, la tranquilidad y seguridad de los hijos dependen de nosotros los padres...
Los padres, hemos olvidado que nuestros hijos existen gracias al amor que nos unió, y al convertirnos en padres muchas veces se nos olvida que somos también una pareja, y que si nuestra relación esta desquebrándose, por consiguiente vamos a afectar la vida de los hijos.
Cuando quedé embarazada de mi hijo, Jonathan, al comunicarlo a nuestros parientes, les dijimos “Estamos embarazados”, y desde ese momento los dos vivimos un embarazo feliz. Estábamos acostumbrados a estar solos como pareja, y teníamos nuestras costumbres y libertades como una pareja sin niños, al llegar nuestro bebé, nos dimos cuenta que mucho a lo que estábamos acostumbrados ya no podíamos continuarlo o debíamos cambiarlo, por ejemplo, salidas a un restaurante, dormir hasta tarde, salir de paseo en cualquier momento, etc… Ya no éramos dos, había ahora un pequeñito que necesitaba cuidado y atención. Y fue muy emocionante el cambio, pero también muy agotador.
Afortunadamente contábamos con nuestra familia, y gracias a ellos, empezamos a dejar a Jonathan los viernes en la noche en su casa a dormir, para la familia era el día de la semana más esperado, y para nosotros era una noche de pareja, nos dedicábamos ese tiempo, algunas noches íbamos a cenar o simplemente nos quedábamos en casa juntos, y esto nos fortaleció más nuestra relación.
Sé que no todos pueden hacer esto, pero es necesario que podamos pasar tiempo de calidad juntos como al principio, ese tiempo de conversar y de escuchar, o solamente estar abrazados viendo una película.
Hoy en día vivimos lejos de nuestras familias, y aunque pasamos mucho tiempo con el niño, siempre tenemos nuestro ratito para conversar, ver TV, estar juntos. Para esto hemos acostumbrado al niño a dormir temprano, por su salud y por la nuestra, estar todo el día con un niño de 4 años es agotador, y todavía que le den las 10 y 11 de la noche, no es bueno ni para él ni para los papás. Así que procuramos llevarlo a dormir a las 8pm, aunque hay excepciones, él sabe que al llegar las 8pm debe ir a su cama, y es un momento de paz para todos. Para esto nos turnamos, un día papá y otro mamá, le ponemos su pijama, lavar los dientes, leer un cuento o historia bíblica, orar y dormir en silencio. Luego podemos dedicar un espacio en la noche para nosotros y a veces para trabajo cada quien en lo suyo.
La armonía y felicidad de la familia depeden principalmente de nosotros los padres, la tranquilidad y seguridad de los hijos dependen de nosotros los padres, una familia unidad depende de nosotros los padres.
Te invito a reflexionar,